En este día tan especial, nos honramos ante la mujer que nos trajo al mundo. Nuestra madre ha sido, es y será por siempre la mujer con el amor más puro. Desde que estamos en su vientre iniciamos una relación de amor con ella. Nuestro corazón y el de nuestras madres laten al mismo tiempo y cuando por primera vez respiramos el aire del mundo, lágrimas caen de sus ojos por la llegada de un nuevo ser que será su razón de existir.
A una madre no le importa la adversidad cuando se trata de sacar adelante sus hijos, a una mujer no le hace falta fuerza ni valentía cuando se trata de defender a sus hijos, ellas son capaces de todos por verlos felices y protegidos. He visto a madres sacarse un pan de la boca por dárselo a sus hijos y también he visto a madres apoyar a sus hijos cundo todos les han dado la espalda.

Para nuestras madres siempre seremos sus pequeños, para nuestra madres nuestra sonrisa siempre será como la de un niño, para nuestra madre nunca habrá una acción mala de nuestra parte, para nuestra madre solo será una travesura mas.
No podemos olvidarnos de las mujeres que a pesar que no trajeron al mundo a un hijo se comportaron como verdaderas mamás y siempre se brindaron al máximo para darles lo mejor, en especial ese amor capaz de transformar cualquier corazón.
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